A continuación os compartimos nuestras reflexiones para el blog de Corporate Excellence:
Los datos como un activo
La actual capacidad para registrar la realidad en formato digital y poder almacenar y hacer tratamientos de la información almacenada, está suponiendo una transformación radical en el modo de abordar cualquier modelo de negocio.
Las estrategias clásicas se han visto radicalmente sacudidas por la innovación en materia de captura y tratamiento de los datos, hasta el punto de hacer desaparecer viejas industrias y a su vez provocar el florecimiento de negocios inexistentes hace apenas un puñado de años.
Tal como decía Jorge Wagensberg, una evolución se produce cuando cambiamos las respuestas, pero una revolución tiene lugar cuando lo que cambian son las preguntas.
Hasta el momento, las compañías que mejor se han adaptado al cambio lo han hecho sirviéndose de los datos para el cumplimiento de su estrategia. Es decir, las preguntas de negocio no cambian, los objetivos estratégicos no cambian, pero sí se dispone de una nueva manera de abordar dichos problemas, de una nueva herramienta, de un nuevo cómo: los datos.
La estrategia del dato
La creciente complejidad de la gestión de los datos, con el objetivo de generar valor, ha supuesto que las organizaciones más avanzadas comiencen a procurarse una verdadera Estrategia del Dato. Es decir, ya no solo se trata de utilizar datos para cumplir mi estrategia, sino de contar con una estrategia del dato holística que, en coordinación con la estrategia general de la compañía, me permita optimizar todo el potencial de los datos.
Para que toda la estrategia sirva para generar valor, antes debemos responder a una pregunta muy relevante, cuya respuesta no siempre es sencilla de discernir: ¿qué entendemos por Valor?
La decisión sobre el significado del Valor para una compañía se enmarca completamente en la definición de Propósito. La forma en que definamos nuestro Propósito conforma los distintos objetivos estratégicos de la compañía, objetivos para los cuales los usos que le damos a los datos son fundamentales.
El libro El Valor del Dato (2020), de Rafael Fernández y Javier Martínez, pretende descubrir qué parte del Valor de una compañía se debe a la gestión de sus datos, a través de una sencilla definición de la cadena de valor: los datos son capturados y gestionados para emplearse en casos de uso que generen Valor. Para ello, los autores pretenden establecer una relación entre los datos (corregidos por su calidad), los usos de dichos datos (corregidos por su utilidad) y, por último, los indicadores clave de la estrategia de la compañía.
De hecho, si conocemos las relaciones que existen entre los indicadores estratégicos, los casos de uso con datos que los apoyan, y los datos empleados en estos casos de uso, podemos dibujar un mapa de datos-usos-valor que constituirá la brújula de nuestra estrategia del dato.
Los datos y el Propósito
El uso de los datos busca generar valor a través de cuatro tipos de objetivos (incremento de ingresos, optimización de costes, mitigación de riesgos y mejora de intangibles), dirigido hacia los cinco grandes intervinientes de su ecosistema: accionistas, trabajadores, clientes, proveedores y la propia sociedad en su conjunto.
A todos estos intervinientes debe ir dirigido el Propósito, ya que la sostenibilidad de las organizaciones no depende en exclusiva de la generación recurrente de beneficios, sino también de la satisfacción y confianza de los clientes, de la motivación y compromiso de sus empleados, de la fidelidad y honradez de sus proveedores y de la aceptación y reconocimiento por el conjunto de la sociedad. Y todo ello debe declinarse en indicadores relevantes, puesto que sin métricas no puede haber una estrategia exitosa.
Los datos y los usos que hacemos de ellos ayudan al cumplimiento de todos los indicadores que definen nuestra estrategia. Sin embargo, la necesidad de definir en primer lugar un Propósito y, posteriormente, buscar los datos y casos de uso necesarios para ayudar a su cumplimiento, si bien puede sonar obvio, no es sin embargo el enfoque mayoritario en las grandes organizaciones, donde los silos y la incomunicación entre responsables tecnológicos, directores de negocio, gestores de personas, productores de datos, consumidores de datos y los propios objetivos estratégicos, provoca enormes disfunciones.
El Valor del Dato, con sus indicadores de Relevancia Estratégica y su mapa de datos-usos-valor, puede ser de gran ayuda, no solo en la propia definición estratégica corporativa, sino en la traslación de dicha estrategia al conjunto de la compañía, de forma que cada empleado conozca su contribución a la generación de Valor, con el fin de generar el compromiso suficiente para el cumplimiento de los logros propuestos.